En esta
entrada vamos a leer un micro-relato relacionado con emprendimiento y
las habilidades transversales (soft skills).
Erase una
vez, en algún lugar del planeta que bien podría ser tu ciudad, un
buen estudiante de informática de último curso de carrera que se
propuso encontrar un puesto de trabajo que se acoplase a sus
necesidades. Gracias a sus proyectos universitarios y a sus
habilidades transversales consiguió convencer a varias empresas en
las que trabajó unos dos años. El tiempo pasaba y aunque el
aprendizaje fue vital para su vida futura, no se sentía en su
trabajo ideal, por lo que decidió cambiar.
Su carácter
extrovertido y su habilidad como comunicador le permitió rodearse de
algunos de los mejores ex-compañeros de clase, su proyecto
entusiasmaba, no requería grandes gastos y contaban con el
conocimiento necesario. Sin embargo, los inicios fueron difíciles,
los primeros clientes no dejaban de ser amigos, familiares o
conocidos, pero él era una persona persistente y lo contagiaba con
facilidad.
El trabajo
duro y la búsqueda de clientes en la que se caracterizó por ser un
negociador nato, permitió evolucionar lentamente y cada mes a un
ritmo más acelerado, el trabajo daba sus frutos y el negocio comenzó
a ser rentable.
Esta
historia sin finalizar no corresponde con ningún ejemplo real,
aunque nada impide que así lo sea. Si no estás cómodo con tu vida,
cámbiala, rodéate de personas de confianza, comunica y entusiasma
con tus proyectos, busca clientes, negocia y trabaja duro, pues
algunas grandes ideas solo necesitan ser persistente.
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