El coaching es un método que consiste en una persona que entrena a
otra (es por tanto individual) con el objetivo de conseguir una meta
o el desarrollo de habilidades sin necesidad de decirte aquello que
debes hacer, ni criticar lo que haces, sino ayudándote a construir
una visión gracias a tus propias ideas desde el presente al futuro.
Una vez conocido el significado de coaching se pueden proponer
distintas actividades que se pueden hacer con un compañero/a y otras
individuales para tu desarrollo personal.
¿Cómo cambiar un aspecto negativo?
Es muy común que nos juzguemos por aspectos negativos de nuestra
vida y que estos no nos permitan desarrollarnos o nos bloqueen.
Algunos ejemplos bien conocidos son la capacidad para aceptar
críticas, para decir que no o para concentrarse, todos esos casos
pueden causarte graves perjuicios a largo plazo y conviene
solucionarlos.
Para ello es una buena idea centrarse en uno de esos casos y pensar
en aquellas ocasiones en las que lo hiciste bien. Por ejemplo esa
asignatura en la que si te concentrabas y mejoraste tu media o
aquella vez que aceptaste una crítica y mejoraste ampliamente por
escuchar a la otra persona. Para que algo que normalmente haces mal
lo hicieras bien en esa ocasión, se dieron una serie de condiciones
o te comportaste de manera diferente, piensa en ello y a la próxima
vez aplica lo aprendido.
¿En que me puede ayudar un ancla?
Los recuerdos agradables nos hacen sentir bien y relajarnos. En
muchas ocasiones conviene recordar aquella vez que hablaste en
público y tuviste éxito para evitar ponerte nervioso y hablar en
esta ocasión tan bien como en la anterior.
Un ancla mental o anclaje es precisamente una forma de pensar en ese
momento positivo. Para ello lo primero que se debe hacer es
reflexionar acerca de lo que quieres sentir, para elegir el momento
preciso, además un anclaje sin estar relativamente relajado no
servirá para nada, así que mejor comenzamos por tranquilizarnos. A
partir de ahí comienza el proceso de anclaje, utilizaremos algo que
nos recuerde esa situación (una colonia, una prenda de ropa, un
bolígrafo, una canción...) que será identificado por uno de
nuestros sentidos.
Los anclajes no son la panacea y por tanto deben ser puestos a prueba
porque pueden o no funcionar (según persona o situación). Además
hay que hacer un uso con moderación, de lo contrario se convertirá
en una superstición y cuando no cuentes con esa ancla tendrás un
grave problema.
El juego de las preguntas
Por último confecciona unas cartas cuyos valores serán los
adverbios interrogativos (cómo, cuándo, dónde y por qué), reúnete
con otro compañero dispuesto a realizar la actividad que consistirá
en preguntar sobre un tema específico (ej: ¿Por qué estás
cansado?) utilizando las cartas y encaminar la conversación con la
intención de averiguar el origen del problema.
El tono del juego siempre debe ser amable, sin criticar al compañero
y esperando que sea él mismo quien solucione el problema, de lo
contrario en lugar de ayudar le harás sentir mal. Si realizas
correctamente este ejercicio conseguirás ser el coach de tu
compañero.
En conclusión se trata de una buena idea para conocerse mejor y
aprender de uno mismo solucionando pequeños problemas que pueden
llegar a causar grandes molestias. Sin embargo no debe ser la técnica
utiliza cuando se trata de personas con trastornos de importancia.
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