jueves, 16 de junio de 2016

Presenta y emociona

Después de la última vez, ya hace varias semanas, he tenido la oportunidad de asistir de nuevo a una charla de una de las profesoras encargadas de la enseñanza en la compañia de consultoría informática y tecnológica de origen español Everis.

En este caso la charla se centró en como hablar en público y mejorar nuestra capacidad oratoría perdiendo los miedos y la vergüenza. Se dividió en dos bloques bien diferenciados. Presenta y emociona.




Para presentar tenemos que tener en cuenta nuestro objetivo, una charla no será igual según queramos informar, convencer, motivar o formar. No se puede hablar de la misma forma a todas los públicos y por tanto hay que tener en cuenta el público al que va dirigido, el conocimiento que tienen sobre el tema, si tienen interés o si quieres proyectar una u otra imagen.

Hay que transmitir emociones, presentando los beneficios y las características atractivas o siendo breves. La gestión del tiempo es una característica a tener muy en cuenta, ser excesivamente breve puede provocar que no informes adecuadamente, pero una charla muy larga provoca la pérdida de atención, con lo que se hace necesaria la programación de descansos breves.

Por último, una presentación debe estar estructurada. Un inicio en el que se generan expectativas positivas, un cuerpo en el que convencer, informar y motivar y un final en el que dejar buen sabor de boca, que apetezca continuar con la charla.



Para conseguir todo lo anterior la clave está en el control de nervios y miedos, para ello la clave está en tener en cuenta que “tu” puedes hacerlo, te lo sabes y el público no es tu enemigo, por contra, si acuden es porque están interesados.

La última parte de la presentación se centró en las emociones, en la que se lanzó una serie de consejos que pasamos a enumerar a continuación.

Involucra a la audiencia, haz preguntas que las personas que están escuchando sepan responder y hazles sentir parte del discurso. Utiliza ejemplos o anécdotas o cita a personajes conocidos, mejor si son comunes y pueden ser parte también de la vida de la audiencia.



Apoyate en lo visual, usando palabras que describan situaciones, mostrando gráficos y objetos emitidos por un proyector. Por último controla el volumen de tu voz en la exposición, subiéndolo y bajándolo para evitar la monotonía e introduciendo silencios controlados, sobretodo en el caso del uso de preguntas retóricas.

En conclusión, fue una charla muy constructiva, en la cual se introdujeron consejos de gran importancia, ahora solo queda perder los miedos y la vergüenza para siempre, practicando tanto como sea posible.

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