Después de
la última vez, ya hace varias semanas, he tenido la oportunidad de
asistir de nuevo a una charla de una de las profesoras encargadas de
la enseñanza en la compañia de consultoría informática y
tecnológica de origen español Everis.
En este caso
la charla se centró en como hablar en público y mejorar nuestra
capacidad oratoría perdiendo los miedos y la vergüenza. Se dividió
en dos bloques bien diferenciados. Presenta y emociona.
Para
presentar tenemos que tener en cuenta nuestro objetivo,
una charla no será igual según queramos informar, convencer,
motivar o formar. No se puede hablar de la misma forma a todas los
públicos y por tanto hay que tener en cuenta el público al
que va dirigido, el
conocimiento que tienen sobre el tema, si tienen interés o si
quieres proyectar una u otra imagen.
Hay
que transmitir emociones,
presentando los beneficios y las características atractivas o siendo
breves. La
gestión del tiempo
es una característica a tener muy en cuenta, ser excesivamente breve
puede provocar que no informes adecuadamente, pero una charla muy
larga provoca la pérdida de atención, con lo que se hace necesaria
la programación de descansos breves.
Por
último, una presentación debe estar estructurada.
Un inicio en el que se generan expectativas positivas, un cuerpo en
el que convencer, informar y motivar y un final en el que dejar buen
sabor de boca, que apetezca continuar con la charla.
Para
conseguir todo lo anterior la clave está en el control
de nervios
y miedos, para ello la clave está en tener en cuenta que “tu”
puedes hacerlo, te lo sabes y el público no es tu enemigo, por
contra, si acuden es porque están interesados.
La última parte de la presentación se centró en las emociones, en
la que se lanzó una serie de consejos que pasamos a enumerar a
continuación.
Involucra
a la audiencia,
haz preguntas que las personas que están escuchando sepan responder
y hazles sentir parte del discurso. Utiliza ejemplos
o anécdotas o
cita a personajes conocidos, mejor si son comunes y pueden ser parte
también de la vida de la audiencia.
Apoyate
en lo visual,
usando palabras que describan situaciones, mostrando gráficos y
objetos emitidos por un proyector. Por último controla
el volumen
de tu voz en la exposición, subiéndolo y bajándolo para evitar la
monotonía e introduciendo silencios controlados, sobretodo en el
caso del uso de preguntas retóricas.
En conclusión, fue una charla muy constructiva, en la cual se
introdujeron consejos de gran importancia, ahora solo queda perder
los miedos y la vergüenza para siempre, practicando tanto como sea
posible.
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